Rudolf Nureyev y Richard Avedon establecieron una relación única y duradera en los años 60 y 70. Nureyev, considerado uno de los bailarines más grandes de todos los tiempos, y Avedon, un fotógrafo de renombre mundial, compartieron una pasión por el arte y la belleza que los llevó a colaborar en varias ocasiones. La primera sesión de fotos de Nureyev con Avedon fue en 1961, cuando todavía era miembro del Kirov Ballet. Avedon quedó impresionado con la presencia física de Nureyev y su capacidad para transmitir emociones a través del movimiento. La sesión de fotos resultó en una serie de imágenes icónicas que capturaron la energía y elegancia de Nureyev. En los años siguientes, Nureyev y Avedon colaboraron en varias ocasiones más. En 1964, Avedon fotografió a Nureyev para su famosa serie de retratos "The American West". Las fotos de Nureyev, vestido con su traje de baile, se destacaron entre los vaqueros y trabajadores de campo que normalmente aparecían en la serie. En 1975, Nureyev y Avedon colaboraron en un proyecto único: una película de danza titulada "Homage to Pavlova". Avedon dirigió la película y Nureyev fue el coreógrafo y protagonista. El proyecto fue aclamado por la crítica y es considerado una obra maestra de la colaboración entre el cine y la danza. La relación entre Nureyev y Avedon no solo fue profesional, sino también personal. Nureyev consideró a Avedon como uno de sus amigos más cercanos y confió en él para capturar su belleza y carisma en imágenes. Avedon, por su parte, se inspiró en Nureyev para crear algunas de sus obras más memorables. Desafortunadamente, la relación entre Nureyev y Avedon se vio interrumpida por la muerte de Nureyev en 1993. Sin embargo, las imágenes capturadas por Avedon siguen siendo un testimonio duradero de la belleza y el talento de uno de los bailarines más grandes de todos los tiempos, así como una prueba de la colaboración incomparable entre dos artistas excepcionales.