Francesca-Eastwood y Richard-Clune se conocieron en un evento de caridad en Los Ángeles. Ambos se encontraban en una subasta de arte y pujaban por la misma pieza. Después de varios minutos en los que se fueron superando mutuamente, finalmente Francesca se rindió y dejó que Richard se llevara la obra. Sin embargo, esta pequeña interacción no fue suficiente para que se conocieran. Fue días después, en una cena de gala benéfica, donde coincidieron por casualidad en la misma mesa. Con una copa de vino en la mano, comenzaron a conversar sobre arte, música y viajes, descubriendo que compartían una gran cantidad de intereses. La noche llegó a su fin y ambos se despidieron con cortesía, sin intercambiar números de teléfono ni nada por el estilo. Pero el destino tenía otros planes para ellos, ya que meses después se encontraron de nuevo en una fiesta privada. Y esa vez, comprendieron que había algo especial entre ellos. Desde entonces, Francesca-Eastwood y Richard-Clune no se han separado y comparten una vida llena de aventuras, amor y arte. Una historia de amor surgida entre pujas y copas de vino que les cambió la vida para siempre.
