Robert Evans y Lana Turner tuvieron una breve relación amorosa en la década de 1950. Evans, quien era un ejecutivo de Hollywood y más tarde se convertiría en productor, conoció a Turner durante la filmación de la película "Johnny Apollo" en 1940. Sin embargo, su romance no se hizo público hasta varios años después. La relación entre Evans y Turner no fue fácil, ya que ambos tenían personalidades muy fuertes y temperamentos bastante volátiles. Hubo momentos en los que se separaron y luego volvieron a estar juntos. A pesar de sus altibajos, Evans y Turner siguieron siendo amigos después de su ruptura y se mantuvieron en contacto a lo largo de los años. En su autobiografía, "The Kid Stays in the Picture", Evans habla de su relación con Turner y la describe como "una de las más intensas de mi vida". En última instancia, la relación entre Evans y Turner no duró, pero ambos dejaron su huella en la historia de Hollywood. Evans se convirtió en uno de los productores más famosos de la industria cinematográfica y Turner sigue siendo considerada una de las actrices más icónicas de todos los tiempos.