Un día soleado de verano, Tatiana-Shoan y Robert-Evans se encontraron en una pequeña cafetería de la ciudad. Ambos buscaban un delicioso café para empezar su día y casualmente se cruzaron en el mostrador mientras pedían sus bebidas. Robert-Evans quedó impresionado por la sonrisa de Tatiana-Shoan y decidió iniciar una conversación sobre el clima. Tatiana-Shoan, divertida, respondió con una broma y así empezaron a intercambiar risas y una buena charla. Después de un rato, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y decidieron intercambiar números de teléfono para quedar en otro momento. Desde entonces, nunca han dejado de hablar y han creado una conexión fuerte y duradera.