Un día, Elizabeth estaba caminando por la calle cuando de repente se tropezó con unas cajas que estaban en la vereda. Robert, que pasaba por allí en ese momento, la ayudó a levantarse y se disculpó por el desorden. Elizabeth se quedó charlando con él, descubriendo que compartían intereses similares en la actuación y la escritura. Robert quedó muy impresionado por la sinceridad y belleza de Elizabeth, y decidió invitarla a tomar un café en una cafetería cercana. En la cafetería, los dos estuvieron hablando durante horas e intercambiaron números de teléfono. Desde entonces, Robert y Elizabeth han sido inseparables, colaborando en proyectos juntos y explorando el mundo de la actuación y la escritura.