Rocco y Tiffany se conocieron de una manera peculiar. Fue en una fiesta en la que ambos habían sido invitados por un amigo en común. Rocco estaba en el bar, bebiendo un trago, cuando sintió la mirada de alguien sobre él. Al voltear, vio a Tiffany, con ese cuerpo curvilíneo que no dejaba indiferente a nadie. Ella se acercó a él, con un tremendo escote, y lo saludó con una sonrisa. Rocco estaba encantado con ella y no dejaba de mirarla mientras hablaban. Tiffany notó sus miradas y le preguntó qué le llamaba la atención de ella. Él, coqueto, le respondió que todo en ella le parecía fascinante. La noche avanzó y ambos siguieron hablando, coqueteando y bebiendo. Tiffany se reía de las ocurrencias de Rocco, mientras este no podía dejar de pensar en su hermoso cuerpo. Al final de la fiesta, Rocco decidió invitar a Tiffany a su casa. Ella aceptó sin dudarlo. Una vez allí, se desataron sus pasiones y no tardaron en entregarse el uno al otro. A partir de ese momento, Rocco y Tiffany se convirtieron en una pareja inseparable. Compartían el amor por el sexo y sus deseos por experimentar cosas nuevas los llevaban a la exploración constante de nuevas formas de placer. Y así, poco a poco, se convirtieron en leyendas del cine porno mundial.