La relación entre Nina Hamnett y Roger Fry fue una amistad cercana y profesional en el mundo del arte. Fry fue un influyente crítico de arte y pintor que fue parte del movimiento Bloomsbury en Londres y Hamnett fue una pintora y modelo que fue parte de la escena bohemia de París. A pesar de que Hamnett no era parte del círculo de Bloomsbury, ella y Fry tenían mucho en común en cuanto a sus ideas sobre el arte moderno y su amor por la vida nocturna y la bebida. Se dice que Hamnett fue una de las pocas personas que podía hacer reír a Fry con sus agudas observaciones y comentarios sarcásticos. La relación entre ambos se vio reflejada en algunas obras de arte. Fry pintó un retrato de Hamnett en 1920 y Hamnett escribió sobre Fry en su autobiografía "Laughing Torso", en donde lo describió como "el hombre que cambió mi vida". Aunque nunca se sabe si su relación platónica se convirtió en algo más íntimo, lo cierto es que la amistad entre ambos fue sincera y duradera hasta la muerte de Fry en 1934.
