Valentine Monnier, una actriz francesa, acusó en noviembre de 2019 al director de cine Roman Polanski de haberla violado en 1975 cuando ella tenía 18 años. Monnier declaró en una entrevista en LeParisien: "Él me pegó y me violó arrojándome al suelo. Me defendí todo lo que pude y luego salió corriendo". La denuncia de Monnier se hizo pública un día después de que Polanski se viera envuelto en una polémica en los premios del cine europeo, donde su película "J'accuse" recibió tres premios. Polanski tiene un pasado complicado, ya que en 1977 fue declarado culpable de violación en los Estados Unidos, pero huyó del país antes de que se dictara la sentencia. Desde entonces, ha vivido en Europa, donde ha seguido haciendo películas, pero ha sido perseguido por las autoridades estadounidenses y ha sido objeto de críticas por parte de algunos sectores de la sociedad y la opinión pública. La acusación de Monnier ha sido respaldada por algunas personas y criticada por otras, y ha despertado un debate público sobre la conducta del director y su relación con las mujeres. En respuesta a la denuncia, Polanski ha emitido un comunicado en el que niega haber violado a Monnier y la acusa de mentir. Además, ha declarado que considera la denuncia como una "calumnia odiosa e injustificada que se basa en hechos que tienen más de cuarenta años". La denuncia de Monnier ha vuelto a poner en el foco la figura de Polanski y ha reavivado el debate sobre si se debería juzgar a una persona por hechos cometidos hace tanto tiempo. Algunos argumentan que la prescripción de los delitos debería proteger a Polanski, mientras que otros defienden la importancia de que la verdad salga a la luz y de que los autores de delitos sexuales sean juzgados y condenados, sin importar cuánto tiempo haya pasado. En cualquier caso, la denuncia de Monnier ha tenido un efecto negativo en la carrera de Polanski y ha desatado un debate importante sobre la violencia sexual y el poder en el mundo del cine y en la sociedad en general.
