Hannah-Kamelmacher y Ron-Wood se conocieron en una galería de arte en Nueva York. Los dos estaban admirando una pintura cuando Hannah se fijó en el anillo que Ron llevaba en su dedo. Era una pieza única y preciosa que no pasó desapercibida para ella. Al preguntarle por él, Ron le habló sobre su amor por la joyería y cómo coleccionaba piezas exclusivas. Desde ese momento, la conversación fluyó fácilmente entre ambos y se dieron cuenta de que compartían muchos intereses y pasiones. La chispa de la química fue inmediata y en poco tiempo empezaron a salir juntos. Hannah siempre se acuerda de aquel momento en la galería, cuando se enamoró a primera vista del anillo de Ron y, posteriormente, de él.