Rosalind y Tim se encontraron por casualidad en un café de Nueva York. Mientras él leía un libro de poesía, ella observaba su elegante aspecto y sus finos modales. En un momento dado, Rosalind dejó caer sus llaves al suelo, y Tim, sin dudarlo, las recogió y se las devolvió con una sonrisa. Desde ese día, comenzaron a verse en el mismo café todas las tardes y rápidamente desarrollaron una gran amistad. Con el tiempo, su amistad se transformó en un amor inquebrantable, y decidieron casarse en una pequeña capilla de la ciudad. Juntos, recorrieron el mundo, y aunque tuvieron momentos difíciles, siempre estaban el uno para el otro, disfrutando del amor que surgió de un simple encuentro fortuito.
