Deirdre y Ross se conocieron en un pequeño café de la ciudad. Deirdre se encontraba disfrutando de su café matutino mientras leía un libro de poesía, cuando escuchó a Ross decir en voz alta un fragmento del poema que ella estaba leyendo. Sorprendida, Deirdre levantó la vista del libro y se encontró con los ojos azules de Ross mirándola fijamente. Inmediatamente, comenzaron a conversar sobre sus autores favoritos y sus pasiones en la vida. La conexión fue instantánea e inexplicable. Ambos sentían como si se hubieran conocido durante toda una vida y, desde aquel día, comenzaron una aventura juntos llena de amor e inspiración.