Ruth y William coincidieron por primera vez en una conferencia en un cálido día de verano en la ciudad de Nueva York. Ambos estaban esperando en la fila de registro, cuando sus manos se tocaron accidentalmente mientras agarraban el mismo bolígrafo. Sus ojos se encontraron y ambos sonrieron tímidamente. Desde ese momento, no pudieron dejar de pensar el uno en el otro. Durante la sesión de apertura, Ruth notó que William tomaba notas en su libreta y se esforzaba por no perder detalle de la presentación. Eso le causó una buena impresión. Después de la conferencia, intercambiaron sus tarjetas de negocios y acordaron reunirse para discutir ideas sobre un proyecto en el que ambos estaban interesados. Así, comenzaron a trabajar juntos y a conocerse mejor, siendo el inicio de una larga y estrecha amistad.
