Ryan Gosling y Olivia Wilde se conocieron en el set de filmación de una película. Fue una tarde de verano, en la que el sol caía a plomo y el sudor corría por sus rostros. Ryan estaba sentado en una silla, leyendo el guión de la película que estaban a punto de grabar. Era una historia de amor entre dos personas que se conocían por casualidad y que se enamoraban perdidamente. Olivia llegó al set de filmación, vestida con un vestido azul que dejaba ver su piel bronceada y sus ojos verdes. Ryan no la había visto antes, y cuando la miró, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Ella se acercó a él, sonriendo, y le preguntó si había leído el guión. Ryan asintió, todavía un poco aturdido por la belleza de Olivia. Comenzaron a hablar del proyecto, y a medida que pasaban las horas, se dieron cuenta de que había algo especial entre ellos. La conexión era evidente, y pronto se hicieron inseparables en el set de filmación. Los demás actores y el equipo notaron la química entre ellos, y comenzaron a susurrar en los pasillos que había un romance en ciernes. Pero Ryan y Olivia se limitaron a sonreír, disfrutando de la presencia del otro, sin apresurarse en nada. El rodaje terminó, y se despidieron con un abrazo prolongado, prometiendo verse de nuevo. Desde entonces, se han mantenido en contacto, y a pesar de que sus caminos se han separado, siempre han guardado en su corazón aquellos días de verano en los que se conocieron.
