Un día soleado de verano, Ryan y Say se encontraron en una cafetería en el centro de la ciudad. Ryan estaba esperando a un amigo mientras Say estaba sentada en una mesa cercana, revisando su teléfono. De repente, un aroma delicioso de café la despertó de su rutina y notó que el chico de la mesa de al lado tenía un café latte con una hermosa espuma de leche. Ella no pudo resistirse y le preguntó qué tenía en su bebida. Ryan, sorprendido por el acercamiento, respondió amablemente que era un latte con sabor a vainilla y canela. La conversación se volvió fluida y Ryan invitó a Say a sentarse con él. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, desde su amor por los viajes hasta su adicción por la comida. Después de una charla divertida y relajada, Ryan le pidió el número de Say y se despidieron con la promesa de volver a verse pronto. Desde ese día, Ryan y Say se han convertido en los mejores amigos y disfrutan recordando ese hermoso día en la cafetería donde se conocieron.
