Un día soleado, Don Johnson caminaba por la playa de Miami cuando Sally Sheridan se acercó a él para pedirle un cigarro. Él le dio uno y comenzaron a hablar. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, incluyendo su amor por la música y las películas. Decidieron ir a tomar un trago juntos y luego a un concierto de jazz. Fue una noche mágica y desde entonces, se convirtieron en inseparables. Años más tarde, cuando Don se convirtió en una estrella de Hollywood, él le atribuyó a Sally su éxito en la vida. Juntos atravesaron altos y bajos, pero siempre se apoyaron mutuamente hasta el final.