Michael Caine y Sandra Giles se conocieron en un salón de baile en Los Ángeles. Era una noche de verano, y la música estaba en pleno apogeo. Michael acababa de terminar el rodaje de una nueva película, y estaba ansioso por disfrutar de un poco de diversión y relajación. Sandra, por su parte, había sido invitada allí por un amigo. No era una gran bailarina, pero le gustaba moverse al son de la música y disfrutaba de la compañía de otros jóvenes de su edad. Fue en la pista de baile donde ambos se encontraron. Michael quedó impresionado por la belleza y la gracia de Sandra, mientras que ella se sintió instantáneamente atraída por el encanto y la personalidad de Michael. Siguieron bailando juntos toda la noche, hablando y riendo como si se hubieran conocido de toda la vida. Al final de la noche, Michael le pidió a Sandra que saliera con él al día siguiente, y ella aceptó encantada. Desde entonces, Michael y Sandra se convirtieron en inseparables. Se casaron unos años después, y su historia de amor se convirtió en leyenda en Hollywood.
