Rebecca Miller y Sean Kinney se conocieron en una obra de teatro experimental en Nueva York. Rebecca interpretaba a una mujer solitaria que buscaba su lugar en el mundo, mientras que Sean hacía de un personaje misterioso y algo oscuro. Durante los ensayos, ambos actores se dieron cuenta de que compartían una gran pasión por el cine y la música, y comenzaron a intercambiar ideas fuera del escenario. Una tarde, después de la función, Rebecca y Sean se encontraron en un café cercano para hablar sobre sus proyectos y sus intereses. Durante horas, conversaron sobre sus bandas favoritas, sus películas preferidas y sus experiencias en el mundo del espectáculo. Descubrieron que tenían mucho en común, tanto en su forma de pensar como en sus gustos artísticos. A medida que se conocían más, la amistad entre Rebecca y Sean se hizo más profunda. Ambos compartían una visión del mundo un tanto pesimista, pero también se animaban mutuamente a seguir adelante con sus proyectos creativos. Finalmente, decidieron colaborar juntos en una película independiente que Rebecca estaba escribiendo, y que Sean se encargó de componer la música. Desde entonces, se han convertido en una pareja inseparable en lo profesional y en lo personal, siempre explorando nuevos horizontes en el mundo del cine y la música.
