Igor Markevitch y Sergei Diaghilev tuvieron una relación de mentor y protegido en el mundo de la música clásica y la danza. Diaghilev fue un influyente empresario artístico y Markevitch era un joven compositor y director de orquesta que fue reclutado por Diaghilev para trabajar en su compañía Ballets Russes. Bajo la tutela de Diaghilev, Markevitch se convirtió en un director de orquesta de renombre internacional, dirigiendo numerosos estrenos mundiales y grabaciones de música clásica. De hecho, su carrera se centró en gran medida en el repertorio del Ballets Russes, y dirigió muchas de las obras más famosas de la compañía, incluyendo Petrushka de Stravinsky y El sombrero de tres picos de Manuel de Falla. A pesar de que la relación entre los dos hombres fue a menudo tensa y conflictiva, la influencia de Diaghilev en la carrera de Markevitch fue indudable. También es cierto que Markevitch transmitió gran respeto y admiración por su mentor y la compañía que lo hizo famoso. La relación entre Diaghilev y Markevitch es vista como una colaboración clave en el mundo de la música y la danza, que resultó en la producción de algunos de los trabajos más creativos e innovadores del siglo XX.