Joe Wright y Shane Wakker se conocieron en una fiesta clandestina en el sótano de un edificio abandonado en el centro de la ciudad. Joe estaba hablando con un grupo de amigos cuando una persona borracha tropezó y derramó su bebida en su camisa. Mientras trataba de secarse, Shane se acercó y le ofreció una toalla. Joe, agradecido por la ayuda, comenzó a hablar con Shane y descubrieron que tenían muchos intereses en común. A medida que avanzaba la noche, Joe y Shane se encontraron en varios lugares más de la fiesta y continuaron hablando. Compartieron historias sobre sus vidas y descubrieron que ambos eran apasionados por la música y la tecnología. Después de la fiesta, Joe y Shane intercambiaron números y comenzaron a enviarse mensajes de texto y llamarse regularmente. Una noche, mientras hablaban por teléfono sobre su amor por la música electrónica, Joe mencionó que siempre había querido aprender a mezclar canciones. Shane, que estaba muy interesado en la producción de música, le ofreció enseñarle. Desde ese momento, Joe y Shane se convirtieron en amigos cercanos y comenzaron a trabajar juntos en proyectos creativos y a asistir a festivales de música juntos. Su amistad floreció a partir del momento en que se conocieron en esa fiesta clandestina y nunca miraron atrás.
