Un día soleado en la playa, Sharon-Mitchell estaba disfrutando del mar mientras Larry-Kipp surfeaba cerca. De repente, una ola gigante los hizo chocar y caer al agua. Cuando Sharon-Mitchell emergió de las olas, Larry-Kipp estaba allí para ayudarla a subir a su tabla de surf. A partir de ese momento, no pudieron dejar de mirarse y charlaron durante horas en la playa mientras observaban el atardecer juntos. Desde entonces, Sharon-Mitchell y Larry-Kipp se convirtieron en inseparables y vivieron muchas aventuras surfeando juntos en ese mismo lugar donde se conocieron.
