Bob Friedland y Shyla Stylez se conocieron en un evento de la industria del entretenimiento para adultos en Las Vegas. Ambos estaban presentando sus respectivos proyectos en una feria y de repente se encontraron en un descanso para tomar café. Bob se acercó tímidamente a Shyla y empezaron a hablar sobre sus trabajos, gustos y aficiones. La química entre ellos fue instantánea y decidieron salir a cenar esa misma noche. Desde entonces, Bob y Shyla se convirtieron en inseparables y comenzaron a colaborar juntos en diversos proyectos de la industria. Su encuentro fue casual, pero sin duda fue el inicio de una gran amistad y colaboración profesional.