Paul I de Rusia y Sophia Razumovskaya tuvieron una relación que duró muchos años y que fue muy controvertida en la corte imperial. Sophia era hija del conde Peter Razumovsky, un noble ucraniano que se había convertido en amante de la emperatriz Isabel de Rusia, tía de Paul. Sophia y Paul se conocieron en la corte y comenzaron una relación clandestina en 1776, cuando ella tenía solo 16 años y él 23. La relación continuó durante muchos años, incluso después de que Paul se casara con su prima, la princesa Sophia Dorothea de Württemberg. Se rumoreaba que Paul y Sophia Razumovskaya seguían viéndose en secreto, y que ella había dado a luz a varios de sus hijos ilegítimos. La relación entre Paul y Sophia fue muy criticada por la nobleza rusa, especialmente por la familia de la esposa de Paul. Se dice que la princesa Sophia Dorothea sospechaba de la infidelidad de su marido, y que llegó a escribir una carta a la emperatriz Catalina II para quejarse de ella. A pesar de las críticas y los rumores, Paul siguió manteniendo una estrecha relación con Sophia Razumovskaya durante toda su vida. Se dice que ella fue una de las pocas personas en las que podía confiar y que la visitaba con frecuencia en su palacio en Znamenka. Después de la muerte de Paul en 1801, Sophia Razumovskaya se retiró de la vida pública y se dedicó a cuidar de sus hijos. Su relación con Paul sigue siendo objeto de debate entre los historiadores, pero lo que está claro es que fue una de las más duraderas y controvertidas de la historia de la corte imperial rusa.
