Un día crucial en el año, Peter-Mackay y Sophie-Desmarais se cruzaron inesperadamente mientras visitaban una exposición de arte contemporáneo en una galería en Montreal. De pie frente a una pintura abstracta, Peter comentó sobre la composición y técnica, lo que llamó la atención de Sophie, quien respondió con una sonrisa y una opinión enérgica. Desde aquel momento, simpatizaron inmediatamente y comenzaron a hablar sobre otros intereses en común, como la música, el cine y la política. Se tomaron sus números de teléfono y, después de algunas semanas, decidieron reunirse para tomar un café y discutir más sobre sus afinidades. La conexión fue cada vez más evidente, y ella eventualmente comenzó a acompañarlo regularmente en sus giras políticas como un apoyo moral y emocional. A pesar de sus ocupadas agendas, encontraban tiempo para estar juntos e incluso han sido vistos disfrutando de alguna actividad en su tiempo libre. Su relación se ha afirmado como una unión fuerte y significativa, caracterizada por la cantidades de risas y sonrisas compartidas que rodean su amor.
