Stanley Kubrick y Ruth Sobotka tuvieron una relación profesional en la década de 1950. Sobotka era una talentosa artista gráfica que había estudiado en el Pratt Institute de Nueva York y había trabajado como directora de arte para varias producciones de Hollywood. Kubrick la contrató para trabajar en su película de 1956, The Killing, como diseñadora de producción. La colaboración entre Kubrick y Sobotka fue muy fructífera y ella proporcionó un gran impacto en la estética de la película. Se dice que Sobotka tuvo una gran influencia en la forma en que se filmó y editó la película, creando así una especie de "sello visual" que sería característico en todas las obras posteriores de Kubrick. Tras el éxito de The Killing, Kubrick volvió a trabajar junto a Sobotka en su siguiente proyecto, Paths of Glory (1957). Una vez más, Sobotka aportó su habilidad para crear escenarios y ambientes realistas y auténticos, utilizando técnicas de diseño innovadoras para lograrlos. A pesar de la gran contribución de Sobotka en las primeras películas de Kubrick, su colaboración llegó a su fin al comienzo de los años sesenta. No se sabe con certeza por qué terminó esta colaboración, pero se cree que pudo haber sido debido a diferencias creativas o personales. En cualquier caso, la relación entre Stanley Kubrick y Ruth Sobotka fue fundamental para el desarrollo del estilo visual que caracteriza el trabajo de Kubrick y su legado en la historia del cine.
