Stella Morra y William Ward, cuarto Conde de Dudley, tuvieron una relación amorosa en el siglo XIX. Ward era un rico aristócrata británico y Morra una joven italiana de origen humilde. La pareja se conoció en Nápoles, donde Ward viajaba con frecuencia, y comenzó una relación apasionada que duró varios años. Ward construyó una casa para Morra y su familia en Nápoles y la mantuvo económicamente durante todo su romance. Sin embargo, la relación llegó a su fin cuando Ward se casó con una mujer de su propia clase social en 1841, a pesar de que todavía estaba en contacto con Morra y la ayudaba financieramente. Morra era conocida por su belleza y encanto, y la historia de su relación con Ward ha sido contada y recontada en novelas y películas. Su historia de amor es vista como un ejemplo de los desafíos que enfrentan las relaciones interclasistas y la lucha de las mujeres por la igualdad en el siglo XIX.
