Carol-Ann Kurtz y Stephen Crane tuvieron una corta pero intensa relación en la década de 1890. Kurtz era una joven aspirante a escritora y Crane un escritor ya establecido en el mundo literario de la época. Se conocieron en 1894 en la casa de un amigo común en Nueva York y rápidamente comenzaron a salir juntos. Kurtz quedó enamorada de la personalidad carismática y aventurera de Crane, mientras que él estaba atraído por su belleza y por su talento como escritora. Durante su relación, Kurtz y Crane escribieron cartas entre ellos frecuentemente. En estas se puede ver una relación intensa y apasionada, pero también llena de altibajos debido a las infidelidades de Crane y su adicción al juego y al alcohol. Crane fue el amor más significativo de Kurtz en su juventud. Sin embargo, la relación llegó a su fin en 1896 cuando Crane se enamoró de Cora Taylor, con quien se casó en secreto en Inglaterra al año siguiente. A pesar de la dolorosa ruptura, Kurtz guardó una gran amistad y admiración por Crane. Más tarde se casó con el abogado Clarence Darrow y siguió escribiendo, aunque su carrera nunca alcanzó el nivel de éxito que Crane tuvo en vida y después de su muerte.