Martine-Carol y Stephen Crane se conocieron en la feria de San Isidro en Madrid. Ambos se encontraron mientras observaban los toros desde la barrera. A pesar de que no hablaban el mismo idioma, el lenguaje de los gestos y de las miradas sirvió para que se entendiesen y conectasen rápidamente. De repente, un toro embistió a uno de los toreros y el público reaccionó con mucha emoción. En ese momento, sin pensarlo, Martine-Carol y Stephen se abrazaron como si se conocieran de toda la vida. Desde entonces, su amor fue inquebrantable y decidieron vivir juntos esa aventura llamada vida. Años más tarde, esta historia de amor y emoción en la feria de San Isidro fue la inspiración principal de una de las obras más conocidas del famoso escritor estadounidense.