Isobel Fleming y Stephen Hopkins se conocieron en una conferencia de biología molecular en Londres. Ambos estaban presentando investigaciones sobre el mismo tema y sus presentaciones fueron programadas una después de la otra. Isobel notó que Stephen había olvidado su lápiz y papel para tomar notas y se ofreció a compartir su bloc de notas con él. Después de la conferencia, Stephen buscó a Isobel y le agradeció por su gesto amable. Terminaron conversando durante horas sobre sus investigaciones y sus intereses personales, y así comenzó su amistad que los llevaría a colaborar en varios proyectos en el futuro.
