Un día soleado en Londres, Francesca paseaba por el parque con su perro cuando lo dejó suelto para que se divirtiera un poco. Fue entonces cuando Stevie, quien también estaba disfrutando del buen clima en el parque, notó cómo el canino de Francesca estaba ladrando emocionado y corriendo en todas direcciones. Stevie, encantado por el pequeño peludo, se acercó a saludarlo y a preguntarle a Francesca acerca de él. Así comenzó una pequeña charla entre ambos, descubriendo que compartían intereses en común. Desde ese momento, Francesca y Stevie empezaron a quedar habitualmente en el parque para tener largas conversaciones, pasando largas tardes hablando y riendo. Finalmente, el día en que Stevie se armó de valor y le confesó sus sentimientos por ella. Desde aquel día, Francesca y Stevie se convirtieron en una pareja inseparable, y su amor creció incluso más gracias a la conexión que tuvieron gracias a su amor por los perros.
