Susan Kingsford y Syd Barrett tuvieron una breve relación amorosa en la década de 1960. Kingsford, quien era conocida en la escena musical de Londres como una amante de las guitarras acústicas, conoció a Barrett en una fiesta en la que ambos compartieron su amor por la música. En aquel tiempo, Barrett era el líder y fundador de la banda Pink Floyd, y Kingsford estaba en busca de un mentor musical. La pareja comenzó a salir juntos y compartían un interés común por la música. Sin embargo, su relación terminó rápidamente debido al comportamiento errático de Barrett, quien sufría de problemas de salud mental y eventualmente fue expulsado de Pink Floyd. Kingsford trató de apoyarlo durante su lucha con la enfermedad, pero finalmente decidió dejar la relación. A pesar de la brevedad de su romance, Kingsford y Barrett mantuvieron un contacto esporádico mientras él continuaba su carrera musical en solitario y ella se enfocaba en la interpretación de la música acústica. En última instancia, la relación de Kingsford y Barrett es recordada como una breve pero significativa conexión en la historia de la música rock británica.