George Balanchine y Suzanne Farrell tuvieron una relación artística y personal muy cercana. Balanchine fue un famoso coreógrafo y director de ballet, mientras que Farrell fue una de las mejores bailarinas y musas de la compañía de ballet de Balanchine, el New York City Ballet. Balanchine y Farrell se conocieron en 1960, cuando ella tenía solo 16 años. Desde entonces, Balanchine se inspiró en ella para crear algunas de sus obras más aclamadas. Farrell se convirtió en la principal bailarina del New York City Ballet y trabajó de cerca con Balanchine en muchas de sus producciones. Balanchine y Farrell también tuvieron una relación personal y romántica que duró varios años. Farrell llegó a renunciar temporalmente al ballet después de sufrir una lesión en la pierna en 1969, pero Balanchine la animó a regresar a la danza y la apoyó en su recuperación. La pareja se separó en 1971, pero continuaron trabajando juntos hasta que Balanchine falleció en 1983. La influencia de Farrell en la obra de Balanchine es evidente en muchas de sus coreografías, especialmente en las obras donde Farrell fue la protagonista, como "Diamonds" de "Jewels" y "Mozartiana". Farrell también ocupa un lugar importante en la historia del ballet gracias a su larga colaboración con Balanchine y su papel en la popularización del ballet neoclásico en los Estados Unidos. En resumen, la relación entre George Balanchine y Suzanne Farrell fue una que combinó la admiración mutua, la colaboración artística y, durante un tiempo, el romance. Su vinculación resultó en algunas de las piezas más importantes del ballet estadounidense.