Un día soleado en Budapest, Attila estaba tocando su arpa en el parque cuando se acercó una chica con una sonrisa brillante en su rostro. Era Szabina y ella se detuvo a escuchar a Attila tocar. Ella quedó cautivada por la hermosa música que salía del instrumento y se quedó allí escuchando mientras Attila seguía tocando. Después de que Attila terminara de tocar, Szabina se acercó y comenzó a hablar con él. Descubrieron que ambos compartían la pasión por la música y comenzaron a hablar cada vez más. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y quedaron en verse en el mismo lugar al día siguiente. A partir de ahí, Attila y Szabina continuaron viéndose y tocando música juntos. Su amistad floreció y eventualmente se convirtió en una hermosa relación. Ahora, viajan juntos por el mundo, tocando música y disfrutando de la vida.