Don Osterholt y Tabitha Stevens se conocieron en una fiesta en Los Ángeles. Don la vio tomar un trago solitario en la barra y decidió presentarse. Tabitha no estaba interesada al principio, pero Don era encantador y tenía un sentido del humor que la hacía reír. Mientras pasaban la noche charlando, se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Ambos eran fanáticos de los deportes y les gustaba la música de los años 80. Después de esa noche, continuaron viéndose y el resto es historia.