Un día, Eddie Murphy y Tamara Hood se encontraron en el set de una película de comedia. Eddie estaba probando su nuevo diálogo con un grupo de actores cuando Tamara se acercó para ver qué estaba sucediendo. Al escuchar algunas de las líneas de Eddie, Tamara no pudo contenerse y comenzó a reírse. Eddie, intrigado por su risa, le preguntó qué había de tan divertido en su diálogo. Tamara le explicó que le encantaba la forma en que Eddie interpretaba a sus personajes y cómo hacía reír a la gente. Eddie, halagado por el comentario de Tamara, comenzó a charlar con ella sobre sus experiencias en el mundo de la actuación. A partir de ese momento, surgió una estrecha amistad que se mantendría a lo largo de los años. Finalmente, ambos decidieron colaborar en proyectos juntos, lo que resultó en algunas de las mejores comedias de la década.