Erik Rubín y Tania Hernández se conocieron en una noche estrellada, cuando ambos coincidieron en una fiesta en la playa. Al principio, no se hablaron mucho, pero después de un par de horas, Erik notó que Tania estaba sola y decidió acercarse a charlar con ella. La conversación fluyó naturalmente y pudieron conectarse en diferentes niveles. Pronto descubrieron que compartían muchos intereses, se rieron mucho y comenzaron a sentir una química especial entre ellos. A lo largo de esa noche, se hicieron inseparables y comenzaron lo que se convertiría en una de las relaciones más duraderas de la industria musical. Desde entonces, Erik y Tania han recorrido juntos un camino lleno de altibajos, pero siempre manteniendo el amor y el respeto mutuo que los unió aquella noche en la playa.