Hace unos años, Tatiana y John se encontraron por casualidad en un pequeño café en el centro de la ciudad. Los dos estaban sentados en mesas separadas, leyendo sus respectivos libros, cuando John levantó la vista y encontró la mirada de Tatiana. Fue como si el tiempo se detuviera por un momento, y ambos sintieron una extraña conexión. Después de unos momentos de duda, Tatiana se armó de valor y se acercó a la mesa de John. Le preguntó qué estaba leyendo y comenzaron a conversar animadamente sobre sus autores favoritos y las historias que habían encontrado más interesantes. La conversación fluyó tan naturalmente que parecía que se conocían de toda la vida. Después de pasarse casi toda la tarde hablando, Tatiana y John se dieron cuenta de que había pasado mucho tiempo desde que llegaron al café. Intercambiaron números de teléfono y acordaron encontrarse de nuevo pronto. Desde ese día, su amistad continuó floreciendo y se volvieron inseparables. Ahora, son una pareja feliz y agradecen a esa casualidad que los hizo encontrarse en un pequeño café del centro de la ciudad.