Dmytro y Tatyana se conocieron en un vuelo desde Kiev hasta Madrid. Ambos estaban sentados en asientos contiguos y durante el vuelo, comenzaron a conversar y darse cuenta de que compartían muchos intereses en común. Hablaron sobre su amor por la música, el arte y la literatura. También descubrieron que ambos habían estado viviendo en Madrid durante un tiempo y que estaban enamorados de la ciudad. Al final del vuelo, intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Desde ese día, Dmytro y Tatyana se convirtieron en buenos amigos y comenzaron a explorar juntos la cultura española y la vida en Madrid.
