Jane y Ted se conocieron por casualidad en un evento de networking en la ciudad. En un primer momento, ninguno de los dos parecía interesado en realizar conexiones profesionales o personales, pero cuando se les asignó el mismo grupo para discutir sobre tendencias en el mercado, empezaron a hablar y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Después del evento, Ted invitó a Jane a tomar un café con él en una terraza cercana, donde continuaron hablando sobre sus intereses y proyectos. A medida que la conversación se desarrollaba, la química entre ellos se hizo cada vez más evidente y empezaron a sentir una atracción mutua. Después de ese primer café, Jane y Ted comenzaron a verse con frecuencia, compartiendo experiencias y aprendiendo el uno del otro. Eventualmente, se enamoraron y formaron una pareja dinámica y apasionada, trabajando juntos para llevar sus ideas y proyectos al siguiente nivel.