Thiago no podía dejar de mirar a Thati en cada clase de Química. Sus ojos se clavaban en ella sin poder evitarlo, pero nunca se había animado a hablarle. Por su parte, Thati también notaba la mirada de Thiago, pero pensaba que solo la observaba por su buen desempeño en las prácticas de laboratorio. Un día, el profesor de Química organizó un trabajo en pareja y Thiago no dudó en pedirle a Thati que fuera su compañera. Ella aceptó sin pensarlo dos veces y se sorprendió al descubrir que Thiago era un excelente colaborador, además de demostrar un gran conocimiento en la materia. Mientras trabajaban juntos, conversaron sobre sus gustos y aficiones y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Thati descubrió que Thiago no solo era un chico inteligente, sino también divertido y amable. Terminado el trabajo, Thiago no quiso desaprovechar la oportunidad y le pidió a Thati salir a tomar un café. Ella aceptó encantada y así comenzó su historia de amor, que nació a partir de su pasión por la Química y se consolidó gracias a la química que existía entre ellos.
