Tiffany y Roberto se conocieron en un pequeño café en el centro de la ciudad. Él había llegado temprano para encontrarse con un amigo, mientras ella estaba sentada en una mesa cercana, escribiendo en su cuaderno. Roberto no pudo evitar notarla y se acercó para pedirle un café. Ella sonrió y aceptó su invitación de unirse a él. Después de pedir sus bebidas, la conversación entre ellos fluyó sin problemas. Descubrieron que compartían interés por la música, las películas y los libros. Además, ambos trabajaban en campos creativos, lo que los hizo sentir más conectados. La charla se prolongó durante varias horas y se intercambiaron números de teléfono al final. Se despidieron con la promesa de encontrarse de nuevo pronto. Y así fue, comenzaron a pasar tiempo juntos y a conocerse mejor, hasta convertirse en pareja.
