Frankie-Layne y Tony-Martino se conocieron casualmente en una cafetería del centro de la ciudad. Ambos estaban sentados en mesas cercanas y, sin darse cuenta, empezaron a cantar al unísono una canción de Elvis Presley que sonaba en el establecimiento. Al darse cuenta de la coincidencia, se miraron y empezaron a reír juntos. Pronto comenzaron a hablar sobre su pasión por la música y se dieron cuenta de que compartían muchos intereses en común. Decidieron entonces juntarse y comenzar a escribir y grabar música juntos. Fue el inicio de una gran amistad y una emocionante carrera musical que les llevó a través del país y más allá.