Diana, Bandini y Rogliani eran amigos de toda la vida. Un día, decidieron ir a un concierto de música en vivo en el centro de la ciudad. Desde el momento en que llegaron al lugar, se dieron cuenta de que ese concierto sería especial. La música estaba en la cima de su juego y la energía en la multitud era palpable. Mientras saltaban y se movían al ritmo de la música, se dieron cuenta de que alguien más estaba viendo la actuación desde la esquina del escenario. Era Toto, un fanático de la música con una sonrisa en su rostro y una guitarra al hombro. Los cuatro se encontraron hablando y riendo al final del espectáculo, y después de una noche entera de compartir historias y música juntos, se convirtieron en amigos para siempre. Desde ese día en adelante, nunca se separaron y continuaron explorando juntos el mundo de la música y la amistad.