De pronto, Elaine vio a Travis llegar al café donde ella estaba sentada. Él se acercó a la misma mesa y le preguntó si el asiento libre a su lado estaba ocupado. Elaine sonrió y le invitó a tomar asiento. Empezaron a hablar de temas triviales, pero hubo algo en la forma en que Travis se dirigía a ella que hizo que Elaine se sintiera especial. Hablaron de todo, desde la comida hasta los viajes y las películas. Y así, sin darse cuenta, habían estado hablando durante horas. Cuando Travis se levantó para irse, Elaine supo que tenía que volver a verlo. Le dio su número de teléfono y él prometió llamarla pronto. Desde ese día, Elaine y Travis se convirtieron en inseparables. Descubrieron que compartían una pasión por la fotografía y solían pasear juntos para capturar los mejores momentos. Se habían conocido de la forma más casual posible, pero habían sido destinados a estar juntos.