Mae-Madison estaba caminando por el parque un día soleado mientras escuchaba música en sus auriculares. De repente, tropezó con algo y se cayó al suelo. Al levantarse, se dio cuenta de que había tropezado con el perro de Ulysses-D'Angelo, que estaba con su dueño sentado en un banco cercano. Mae-Madison se disculpó por su torpeza y Ulysses-D'Angelo le preguntó si estaba bien. Después de asegurarse de que Mae-Madison estaba bien, Ulysses-D'Angelo comenzó una conversación muy natural y divertida con ella sobre el perro y el parque. Mae-Madison y Ulysses-D'Angelo conversaron por varias horas, intercambiando risas y compartiendo historias interesantes. Se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y decidieron seguir hablando y conocerse mejor. Desde ese día, Mae-Madison y Ulysses-D'Angelo se han convertido en grandes amigos y han pasado muchos momentos divertidos juntos en el parque con el perro de Ulysses-D'Angelo. Fue un encuentro casual que se convirtió en una hermosa amistad.