Beste-Bereket y Ushan-Cakir se conocieron en una casa de té en Estambul. Ambos estaban sentados en mesas cercanas, pero parecían distantes y aburridos. Fue entonces cuando Beste-Bereket notó a Ushan-Cakir tratando de leer un libro en turco, luchando por comprender las palabras. Ella decidió ayudarlo y se presentó, ofreciéndole su ayuda para leer y entender el libro. Él aceptó amablemente y empezaron a hablar. Desde ese día, se volvieron amigos, compartiendo sus historias y su amor por la literatura. Ahora, años después, recuerdan ese día como el comienzo de una hermosa amistad que ha durado mucho tiempo.
