Un día soleado, Sylvi caminaba por el parque cuando accidentalmente tropezó con una roca y cayó al suelo. Vajk, que estaba pasando por el mismo camino, la vio y se acercó a ayudarla. Durante su encuentro, se dieron cuenta de que tenían intereses similares en la música y el arte, y rápidamente hicieron clic. Sylvi invitó a Vajk a tomar un café y charlaron durante horas en una pequeña cafetería en una calle cercana. Descubrieron que habían estado viviendo en la misma ciudad durante años, pero nunca habían cruzado sus caminos antes. Fue como si el universo estuviera esperando el momento perfecto para que se conocieran. Después de esa primera reunión casual, siguieron viéndose cada vez con más frecuencia. Comenzaron a trabajar en colaboraciones artísticas juntos y a asistir a eventos culturales en la ciudad. Nunca esperaron encontrarse de esta manera, pero estaban agradecidos por el accidente que los acercó. Desde entonces, Sylvi y Vajk han sido inseparables, y su creatividad mutua solo ha aumentado desde aquel día soleado en el parque.
