Giuseppe y Vanessa se conocieron en una tarde de verano en una pequeña cafetería de la ciudad. Giuseppe estaba sentado en una mesa junto a la ventana, disfrutando de un café y escribiendo en su diario. Vanessa entró en la cafetería, buscando un lugar para refugiarse de la lluvia que acababa de empezar. Se acercó al mostrador y pidió un té caliente. Mientras esperaba su bebida, Vanessa observó a Giuseppe escribir en su diario y se sintió intrigada. Unos minutos después, la camarera le entregó su té y Giuseppe levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de Vanessa. Ella le sonrió y se acercó a su mesa. “Disculpa, ¿qué estás escribiendo?”, preguntó Vanessa. Giuseppe, un poco sorprendido, le explicó que estaba escribiendo sus pensamientos en su diario. Vanessa, siempre interesada en la escritura, expresó su admiración y comenzó a hablar con Giuseppe sobre sus propias experiencias como escritora. A medida que la tarde avanzaba y la lluvia se intensificaba, la conversación entre Giuseppe y Vanessa se volvió más profunda y personal. Compartieron sus pasatiempos, gustos y aficiones, y descubrieron que tenían muchas cosas en común. Al final de la tarde, antes de que cada uno se fuera por su camino, intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Desde ese día, Giuseppe y Vanessa han sido amigos cercanos, apoyándose mutuamente en sus proyectos creativos y en la vida en general.
