Un día soleado de verano, Vanessa y Loes decidieron ir de compras. Después de varias horas, se tomaron un descanso en una cafetería local. Fue entonces cuando Murilo entró en la cafetería. Loes lo notó primero y se dio cuenta de que era el chico que acababa de ver en un anuncio en la televisión. Murilo se acercó a la mesa para pedir un café y, sin saberlo, llamó la atención de Vanessa. Los dos empezaron a hablar sobre la música que les gustaba y descubrieron que tenían muchas cosas en común. Loes, que era una amiga en común, decidió hacer que la charla fuera más interesante y habló de su interés por el cine. Fue entonces cuando Murilo mencionó que estaba trabajando en su próxima película y que necesitaba actrices para una escena especifica. Vanessa, emocionada por la oportunidad, se ofreció para la audición y de ahí empezó una gran amistad y amor. Desde ese día, los tres se convirtieron en unos inseparables amigos y comenzaron a salir juntos para descubrir la ciudad y sus alrededores. La amistad entre Vanessa, Loes y Murilo se convirtió en algo más grande, con el tiempo y después de muchas aventuras compartidas, se dieron cuenta de que no podían vivir sin el otro y comenzaron una relación amorosa que hoy en día todavía perdura.
