Un día soleado, en el que el viento fresco soplaba por las calles de la ciudad, los caminos de Averil-Logan y Vantile-Whitfield se cruzaron. Ella, con una sonrisa de oreja a oreja, caminaba por el parque disfrutando de la tarde. Él, por otro lado, se acercó por detrás para tratar de robarle un beso. En un acto reflejo, ella dio un paso al frente, haciéndolo tropezar como un niño. Después de la incómoda situación, Vantile se levantó del suelo y comenzó a disculparse de manera torpe. Averil-Logan, amablemente, lo perdonó y comenzaron a conversar animadamente. El tiempo se detuvo en el parque mientras ellos charlaban sobre sus vidas, sus gustos y aficiones. Descubrieron que tenían en común su amor por la música de los 80 y de los 90, por lo que terminaron divagando sobre sus canciones favoritas. Desde aquel día, sus vidas se enredaron como los tentáculos de un pulpo. Ya sea paseando por el parque, bailando en un concierto o simplemente estando juntos sin hacer nada, su conexión solo se hizo más fuerte. Averil-Logan y Vantile-Whitfield se convirtieron en inseparables: dos almas solitarias que habían encontrado en el otro la paz y la felicidad que habían estado buscando.
