Un día soleado, Veda-Ann-Borg caminaba por la calle admirando el paisaje urbano cuando sintió un choque fuerte en su hombro. Se volteó para ver quién había sido y descubrió a Paul-Herrick, quien se había tropezado con una banqueta. Ambos se disculparon y rieron de la situación. A partir de ese momento, comenzaron a cruzarse en lugares aleatorios y a intercambiar sonrisas cómplices. Eventualmente, se animaron y comenzaron a hablar con más fluidez, descubriendo que tenían gustos en común y una percepción divertida de la vida. Desde entonces, se han convertido en amigos inseparables, siempre en busca de aventuras y momentos divertidos juntos.
